Desde las alturas de la Sierra de Guadarrama hasta el presente, la historia del alpinismo en España está marcada por la visión de un grupo de entusiastas que encontraron en las cumbres nevadas un espacio para el deporte, la camaradería y el contacto con la naturaleza. La evolución de esta comunidad montañera refleja no solo los cambios en las disciplinas deportivas, sino también el desarrollo de una identidad colectiva que ha sabido adaptarse a los desafíos de cada época, manteniendo siempre viva la pasión por la montaña y la formación de nuevas generaciones de deportistas y amantes de los espacios naturales.
Los orígenes del Club Alpino Caen: Una pasión por la montaña
Fundación y primeros miembros del club
A comienzos del siglo XX, Madrid se encontraba considerablemente alejada de las montañas que hoy conocemos como Sierra de Guadarrama. En ese contexto, un joven llamado Manuel González de Amezúa, nacido en la capital española en 1876, se convirtió en figura clave para el desarrollo del esquí y el alpinismo en España. Tras aprender a esquiar en Suiza, Amezúa identificó las laderas del Guadarrama como un terreno ideal para la práctica de deportes de nieve, una disciplina que en 1904 apenas tenía existencia en el país. Fue precisamente en 1903 cuando, junto a diecinueve amigos, fundó el Twenty Club con el objetivo de practicar alpinismo y esquí de forma organizada. Este grupo pionero estableció las bases de lo que más tarde se consolidaría como una institución emblemática en el ámbito del montañismo español.
El encuentro con Birger Sörensen, un noruego nacido en 1877 que esquiaba en la Sierra de Guadarrama y que construyó los primeros esquíes en España, resultó fundamental para el desarrollo de la práctica invernal. Sörensen compartió su afición con Manuel Bartolomé Cossío y otros entusiastas, generando un círculo de deportistas que comenzaron a explorar las posibilidades de las montañas cercanas a Madrid. En 1905, Amezúa solicitó permiso para utilizar de forma esporádica una casilla de peones camineros y, posteriormente, para restaurarla a su costa. Al año siguiente, en 1906, se fundó oficialmente el Club Alpino Español y se izó su bandera frente a aquella modesta construcción. La cuota inicial del club era de dos pesetas con cincuenta céntimos, una cantidad accesible que permitió la incorporación de numerosos miembros desde el principio.
La decisión de construir un chalet propio cristalizó en 1906, cuando veinte socios aportaron cien pesetas cada uno, reuniendo un total de dos mil pesetas. El terreno concedido tenía una extensión de sesenta metros cuadrados, y la construcción del refugio conocido como Twenty Club se completó en el invierno de 1907. Este edificio no solo se convirtió en un punto de encuentro para los aficionados al esquí y al alpinismo, sino también en un símbolo del espíritu de colaboración y aventura que caracterizaba a aquellos pioneros. En 1908, el club contaba ya con casi trescientos miembros, consolidándose como una referencia en el ámbito deportivo nacional.
El contexto histórico de Normandía y el alpinismo
Si bien el nombre del club podría evocar la región francesa de Normandía, es importante contextualizar que el desarrollo del alpinismo y los deportes de invierno en España estuvo profundamente vinculado a la influencia de los países del norte de Europa. La llegada de profesionales noruegos, como los trabajadores de una compañía de maderas en Segovia, K. Christiansen y B. Lorensen, quienes confeccionaron esquíes para Amezúa, evidencia el intercambio cultural y técnico que se produjo en aquella época. Este flujo de conocimientos permitió adaptar las técnicas nórdicas a las condiciones específicas de las montañas españolas, generando un modelo propio de práctica deportiva que combinaba la tradición alpina con la innovación local.
El contexto histórico de principios del siglo XX también estuvo marcado por un creciente interés en el contacto con la naturaleza y en la promoción del deporte como actividad saludable. Según el Heraldo Deportivo de Madrid del 15 de abril de 1916, el club promovía el deporte en estrecha relación con el entorno natural, un enfoque que resonaba con las corrientes pedagógicas y culturales de la época. La construcción del refugio en el puerto de Navacerrada, presidido por Manuel González de Amezúa desde 1908, representó un hito en la historia del montañismo español, estableciendo un precedente para futuras instalaciones y fomentando la accesibilidad a las zonas de montaña.
Evolución y crecimiento a lo largo de las décadas
Expansión de actividades y disciplinas deportivas
A medida que avanzaba el siglo XX, el club fue ampliando su oferta de actividades y consolidando su papel como promotor de los deportes de montaña. En 1914 se construyó un trampolín de saltos en el kilómetro veinte de la carretera, una infraestructura que permitió la organización de competiciones de esquí y la difusión de esta disciplina entre un público cada vez más amplio. La llegada del tren al puerto de Navacerrada en 1923, gracias a la labor del ingeniero José Aguinaga, facilitó enormemente el acceso a la sierra y contribuyó a la popularización de los deportes de invierno entre los madrileños y visitantes de otras regiones.
El club también desarrolló una intensa labor de documentación y difusión de sus actividades. Se conservan crónicas de ascensiones emblemáticas, como las realizadas al Mont Blanc y al Matterhorn en 1929, que testimonian el espíritu aventurero y la ambición de sus miembros por explorar las grandes cumbres europeas. Además, la organización de campeonatos de esquí en la sierra de Guadarrama a partir de 1911 dio lugar a la creación de una cartelería deportiva que reflejaba las tendencias estéticas de las artes gráficas de la época, incluyendo el modernismo y el art déco. Los concursos de carteles, iniciados en 1911 y realizados de forma intermitente, premiaron a artistas como Mariano de Madrazo López de Calle en 1911, Francisco Crooke Fontagud en 1918, Sócrates Quintana en 1920, Francisco Ribera Gómez en 1929 y Andrés Baos en 1936. Estas piezas gráficas no solo servían para anunciar los eventos, sino que también se convirtieron en parte del patrimonio histórico y cultural del club.
Hitos significativos en la historia del club
La historia del club no estuvo exenta de desafíos y momentos críticos. Después de la Guerra Civil española, que tuvo lugar entre 1936 y 1939, el chalet del Ventorrillo y la Casa de los Ingenieros quedaron destruidos por un incendio. El refugio Twenty también sufrió daños, pero en 1947 los miembros de la Agrupación G acometieron los arreglos de la casita con un coste total de veintisiete mil trescientas treinta y cinco pesetas con veintidós céntimos. Este esfuerzo de reconstrucción demostró la resiliencia de la comunidad montañera y su compromiso con la preservación del patrimonio deportivo y cultural.
En las décadas siguientes, el club continuó enfrentando desafíos relacionados con el mantenimiento de sus instalaciones y la gestión de sus recursos. En los años ochenta, el Twenty fue víctima de actos vandálicos y posteriormente reparado por los miembros de la Agrupación G, quienes invirtieron un total de doscientas veintiséis mil pesetas. En 1986 se falló a favor de la continuidad de la concesión del refugio hasta su término, decisión confirmada por el Tribunal Supremo en 1987. La Ley tres barra dos mil trece, de 18 de junio de la Comunidad de Madrid, obligó a los ayuntamientos a conservar aquellos bienes culturales e históricos, reconociendo así la importancia del refugio como parte del legado deportivo y social de la región.
Paralelamente, la estructura federativa del montañismo madrileño experimentó cambios significativos. La Federación Madrileña de Montaña nació en 1984 de la antigua Federación Castellana de Montaña, que entre 1939 y 1975 había funcionado como un instrumento de control al servicio del régimen a través de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes del movimiento. Con el retorno de la democracia, las federaciones se reestructuraron y adoptaron nuevos modelos de gestión orientados a la promoción del deporte y la defensa de los intereses de los clubes y deportistas. En 1980, Manolo Campoamor intentó sin éxito tomar la Federación Castellana, un episodio que refleja las tensiones y los procesos de renovación que vivió el movimiento federativo en aquellos años.
La comunidad actual y sus formas de contacto

Canales de comunicación con el Club Alpino Caen
En la actualidad, el club mantiene una estrecha relación con sus socios y con la comunidad montañera a través de diversos canales de comunicación. El CIF del Club Alpino Madrileño es G79877866 y el teléfono de contacto es 91 531 79 87, datos que facilitan el acceso a la información y la gestión de trámites relacionados con la afiliación y las actividades del club. Además, se han desarrollado plataformas digitales y redes sociales que permiten difundir las convocatorias de eventos, compartir crónicas de salidas y expediciones, y mantener un diálogo constante con los aficionados a la montaña.
La revista Altitud, publicada por la Federación Madrileña de Montaña, dedicó en diciembre de 2008 un artículo al Club Alpino Madrileño, mientras que en 2009 la revista FEDME entrevistó a Luis Miguel Tordesillas, presidente del club en aquel momento. Estas publicaciones contribuyen a visibilizar la labor del club y a fortalecer los vínculos con otras entidades deportivas y culturales. Asimismo, el club ha participado activamente en las asambleas de la FEDME y en los procesos electorales de las federaciones autonómicas, representando los intereses de sus socios y contribuyendo a la definición de las políticas deportivas a nivel regional y nacional.
Servicios y recursos disponibles para socios
El club ofrece a sus socios una amplia gama de servicios y recursos destinados a facilitar la práctica del montañismo y los deportes de invierno. Actualmente, el club cuenta con una tarjeta de seguro propio y utiliza otras dos compañías, Generali e Intermundial, para ofrecer coberturas adaptadas a las necesidades de los deportistas. En 2010 se alcanzó el máximo histórico de tarjetas emitidas, con mil seiscientas veintiséis, aunque en 2011 esta cifra descendió a ochocientas ochenta y seis, reflejando las fluctuaciones en la afiliación y en la demanda de servicios.
Además de los seguros deportivos, el club organiza marchas regionales, trofeos y otras actividades competitivas que fomentan la participación de sus miembros y la difusión de la práctica deportiva. En 1992, la Marcha Regional contó con más de cien participantes, mientras que en 1994 se celebró el Trofeo San Isidro y en 1997 otra edición de la Marcha Regional. Estas actividades no solo promueven la salud y el bienestar físico, sino que también refuerzan el sentido de comunidad y pertenencia entre los socios. En octubre de 2010 se aprobó una subvención de dos mil trescientos treinta y tres euros para el club, a la cual renunció, demostrando su compromiso con la autogestión y la independencia financiera.
El futuro del Club Alpino Caen: Proyectos y visión
Iniciativas de sostenibilidad y compromiso ambiental
Mirando hacia el futuro, el club se ha propuesto desarrollar iniciativas que integren la práctica deportiva con el respeto y la conservación del medio ambiente. La sostenibilidad se ha convertido en un eje central de las políticas del club, que busca minimizar el impacto de las actividades montañeras en los ecosistemas naturales y promover prácticas responsables entre sus socios. En este sentido, se han puesto en marcha programas de educación ambiental que incluyen charlas, talleres y salidas guiadas en las que se enseñan técnicas de mínimo impacto y se sensibiliza sobre la importancia de preservar el patrimonio natural de la sierra de Guadarrama y otras áreas montañosas.
El club también participa en proyectos de conservación y mantenimiento de senderos y refugios, colaborando con las administraciones públicas y otras entidades del sector. La Ley tres barra dos mil trece de la Comunidad de Madrid, que obliga a los ayuntamientos a conservar los bienes culturales e históricos, ha reforzado el marco legal para la protección del refugio Twenty y otras instalaciones emblemáticas. Estas acciones no solo garantizan la continuidad del legado histórico del club, sino que también contribuyen a la dinamización del turismo sostenible y al desarrollo económico de las zonas rurales vinculadas a la montaña.
Programas de formación y captación de nuevos miembros
La captación de nuevos miembros y la formación de deportistas cualificados constituyen prioridades estratégicas para el futuro del club. Se han diseñado programas de iniciación al alpinismo y al esquí dirigidos a jóvenes y adultos que desean adentrarse en el mundo de la montaña de forma segura y progresiva. Estos cursos incluyen módulos teóricos sobre orientación, meteorología, técnicas de escalada y primeros auxilios, así como salidas prácticas en las que los participantes pueden aplicar los conocimientos adquiridos bajo la supervisión de instructores experimentados.
Además, el club mantiene convenios de colaboración con centros educativos y universidades para fomentar la práctica del montañismo entre la población estudiantil. Las elecciones FEDME 2024 y las futuras elecciones FMM en 2026 representan oportunidades para renovar los órganos de gobierno de las federaciones y para impulsar proyectos que favorezcan la participación de las nuevas generaciones. En 2021, Alberto Ayora fue elegido presidente de la FEDME con la promesa de retornar la sede a Madrid, un movimiento que podría fortalecer la presencia institucional del club y facilitar el acceso a recursos y apoyos para el desarrollo de sus actividades.
El compromiso del club con la formación continua de sus socios se refleja también en la organización de cursos de actualización para profesores, guías y técnicos deportivos. En 2006, el club contó con cinco representantes como deportistas, uno como club y dos como profesores en el pleno federativo, evidenciando su vocación de liderazgo en el ámbito técnico y pedagógico. La participación activa en los órganos de representación federativa ha sido clave en la toma de decisiones que afectan al conjunto del montañismo madrileño y español. En 2002 y 2006, los votos del club fueron decisivos para la elección del presidente José Luis Ordóñez, mientras que en 2005 Luis Miguel Tordesillas y Carlos García fueron elegidos como representantes de Madrid en la asamblea de la FEDME, compartiendo en julio de ese año la inauguración del Sendero de las Tres Naciones.
La trayectoria del Club Alpino Español, desde sus inicios en 1903 con el Twenty Club hasta la actualidad, es una historia de pasión, esfuerzo colectivo y resiliencia. A lo largo de más de cien años, el club ha sabido adaptarse a los cambios sociales, políticos y tecnológicos, manteniendo viva la llama del alpinismo y los deportes de invierno. Hoy, con una visión orientada hacia la sostenibilidad, la formación y la captación de nuevos talentos, el club continúa siendo un referente en el panorama montañero español, dispuesto a enfrentar los desafíos del futuro con la misma determinación que impulsó a sus fundadores a conquistar las cumbres de la sierra de Guadarrama.
